Sigo desde donde lo dejé, el martes. Y la verdad, ha sido – o hemos, general colectivo – lamentable la sesión de no-investidura de hoy.
Un fracaso para el arco izquierda, y un fracaso (o no) del candidato, que ha llegado a la investidura sin haber trabajado honestamente ninguno de sus apoyos necesarios.
Apaguen ya la maquinaria cínica del relato. Nuestra mano sigue extendida, sin ambages. Hay tiempo, este agosto, pero atención: hay que quererlo.
Y sinceramente; Querer forjar un gobierno de entendimiento hacia tu izquierda no va de suplicar incesantemente a la derecha que te libre de ello. No va de negociar desde ultimátums a 48 horas de la votación, tras 80 días de negativa. No va de insultar permanentemente a tu aliado. Ni de vetar a su principal liderazgo. No va de manipular y filtrar las propuestas que plantea tu contraparte. Y no va de amenazar con renunciar a los dos meses que te quedan para negociar.
Va de exprimir al máximo el tiempo que queda. Va de sentar-se en una mesa agosto entero. No levantar-se hasta haber transitado todos los baches. Sin micros. Codo con codo.
Superar el abismo, y construir un terreno elemental de respeto. Un terreno alejado de la táctica, el pulso, la humillación, y la mentira. Un terreno lejano a lo vivido estos días. Un terreno que permita un gobierno que gobierne izq.
La ciudadanía, y con razón, no perdonará otra cosa.
Aunque Pablo Iglesias se haya excedido en su réplica pero cada día tengo más claro que Pedro Sánchez no quiere pactos con Unidas Podemos y sus confluencias. Yo la duda que tengo es si tenemos que darle los votos aunque no formemos gobierno.
Unas nuevas elecciones nos harían mucho daño a las formaciones de izquierdas.
Un abrazo grade y gracias infinitas por vuestra paciencia y dedicación.
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